sábado, 20 de diciembre de 2008

Un café con el Presi



Un café con... “El Presi”
Álvaro González, al que todos conocemos cariñosamente como “El Presi”, es una de las figuras
más representativas
del club Atlético Salamanca.
Es un hombre que dedica el tiempo que le concede su jubilación a sacar adelante nuestro equipo. Y no es poco el tiempo que le requiere, ya que además del cargo
de presidente, forma parte de la Junta Directiva
de la Federación de Atletismo de Castilla y León y de la Delegación Salmantina de Atletismo.
Lleva casi una década presidiendo el club y nunca ha perdido la ilusión. Todo comenzó
cuando Miguel Ángel Rivero y Chache (atletas a los que entrenó durante varios años) le invitaron a tomar café con ellos. Estas pequeñas charlas, sumadas a la pasión por el atletismo, se transformaron
en reuniones y el fruto de éstas es la presidencia
de Álvaro, que no pudo negarse ante la insistencia de sus atletas.
Aunque según él, “soy presidente porque pasaba por allí cuando
dimitió Carlos Gil”.
“El Presi” está contento con la evolución del club durante su cargo, ya que se han obtenido buenos resultados. Además,
nos explica que el ingrediente esencial para que un equipo esté en primera división, es tener buenos representantes en las tres modalidades: carreras, saltos y lanzamientos.
Y sin poder evitar
el palpitante tema de la crisis, “El Presi” asegura
que no va a afectar al club, ya que cuenta con el apoyo de Caja Rural.
Pero también hay, para Álvaro, temas que le disgustan, como las discusiones por temas económicos o “la gente que hace las cosas mal”; hay que ser profesionales
aunque el 90% del atletismo sea pasión y esfuerzo. Y esto es algo por lo que nunca dejará
de luchar, “tenga que hablar con quien tenga que hablar”, afirma Álvaro:
una muestra más de lo entregado que está a su trabajo y a sus atletas.
“El Presi” añade también lo esencial que es Miguel Ángel Rivero en el equipo. Afirma que es un entrenador excepcional
y un hombre que se desvive por el club, al que “quiere dedicar más tiempo del que dispone”. Para Álvaro es un claro ejemplo de que “el entrenador
aprende del atleta y el atleta del entrenador”.
Álvaro, antes de ser entrenador y presidente,
fue atleta. Siempre se sintió atraído por este deporte. Empezó a relacionarse
con el atletismo
tarde, a los 18 años. En cambio, los 9 años que estuvo activo fueTiene
grandes recuerdos de su época como atleta y destaca especialmente dos de ellos. En primer lugar, los últimos 300 metros de una Campeonato de España en los que, tras ir liderando la prueba junto a Alberto Esteban (que había sido 6º en el Campeonato de Europa ese año), éste le venció en el último metro; también
recuerda con intensidad
la carrera de 400 metros que disputó en 1966 en Méjico, durante una semana preolímpica, donde fue plata detrás de J. C. Galloso, que logró
el récord de España.ron muy intensos. Confiesa
que “era un poco vaguete entrenando”, lo que hizo que se decantara
por las carreras de 400 y 800 metros en lugar de apostar por carreras más largas. Sin embargo
esto no resultó ser un inconveniente, ya que logró grandes resultados sobre estas distancias. Ni siquiera una lesión en 1967 logró apartarle
de la competición.
Haber vivido esos grandes momentos le hace apreciar con más intensidad las victorias de sus atletas y la emoción
de conseguir marcas personales, o mínimas para los campeonatos. También valora mucho la ilusión con la que empiezan
los más pequeños, momento excelente para descubrir el atletismo. Destaca, particularmente, el trabajo de Florencio y Moisés, “sin los que la escuela de atletismo no sería lo mismo”. Para Álvaro,
además, lo que hace especial al atletismo es que sea un deporte individual,
cuya preparación es válida para todo deporte.
“el entrenador aprende del atleta y el atleta del entrenador”
Finalmente, Álvaro
González quiere desear a todos los atletas,
a los que aprecia
enormemente, unas Felices Navidades